domingo, 25 de octubre de 2020

LA PARED DEL PASTI. En Kayak por el Ebro, río arriba desde la presa del Machín en RINCÓN DE SOTO

 


La razón del título viene de que César Aguilar nos contó al pasar por debajo de ese roquedo que se ve en el vídeo, que Carlos Muntión le hizo una entrevista en Piedra del Rayo al célebre Pasti en la que éste le decía que en 1949 se las arregló para bajar en piragua desde Logroño hasta Zaragoza con dos amigos, y que el punto más bonito de todo el recorrido era esta pared próxima a Rincón de Soto en que las piedras parecen milhojas retorcidas.


la "pared del Pasti" - foto César Aguilar



detalle de las incursiones por las "madres"





viernes, 9 de octubre de 2020

EBRO EN LOGROÑO

 


Deliciosa tarde de paseo otoñal por el Ebro en Logroño, con la agradable compañía de Jesús Lara, autor de la única foto de la tarde, aproximándome lentamente a esa garza vieja o enferma que tardaba en echar a volar. 






martes, 6 de octubre de 2020

BARRANCO DE LA BARGUILLA, CLAVIJO (10k 500+)

 


vuelta en SAR





en el perfil con el timing dejo constancia del largo almuerzo en el punto más alto del recorrido 


track con los kms


El inicio del recorrido es la parte más sucia y confusa. Dejamos la furgo bajo un olivo de la antigua carretera y caminamos cincuenta metros por la carretera hacia Soto, hasta encontrar un camino a  mano derecha. Nos lo encontramos cerrado con una valla que parece de propiedad privada pero que se puede abrir y pasar porque (de momento) no tiene candado. Atravesamos la huerta del paisano, subimos junto a una pequeña finca de nogales y... vienen las dudas. Ya se ven en el track.

Hay que echarse a la derecha a un terreno sucio hasta encontrar en medio de las hierbas un imperceptible sendero y subir por él hasta un pequeño pinar que en sus tiempos estuvo vallado para protegerlo del ganado pero que tiene el acceso y la salida abiertos. Allí el sendero está más marcado y Greta tira de nosotros más contenta.


ese primer repechón es duro pero en cuanto llega arriba ves limpio todo el cordal a recorrer

el sol va juguetando a iluminar el Monasterio de San Prudencio para que le hagamos fotos

y hasta un par de vacas astifinas, entre las que pasamos con cuidado..., posan ante sus venerables ruinas

el cordal nos da pequeños descansos, pero una y otra vez se suceden los "repechones"

del lado izquierdo del cordal vienen petardazos y caída de piedras de las canteras de Leza. Pobre Leza

A los trialeros los persiguen los montañeros milindres y los ecologistas todos, pero es gracias a ellos que se mantiene este sendero. Quizás perturban la paz del monte con sus motos durante unos minutos, pero sus rodadas renuevan los senderos por muchos meses. 

Cuando llegamos a la "cima" de nuestro recorrido (un cruce de pistas, cortafuegos y trochas de sacas de madera),  y descansamos a almorzar, ni siquiera hacemos una foto del lugar porque la mirada se nos va a ver por dónde diablos se podrá cruzar al otro lado del barranco. 

dar con ese sendero casi perdido y bajar por él nos pareció casi mágico



Alberto cruzando el cauce seco del Barguilla

remontando suavemente hacia el sendero en ladera que nos va a llevar a Clavijo

mirada hacia atrás: imposible ver el sendero por el que habíamos bajado


en el ancho sendero en ladera que sube suavemente hacia Clavijo

La idea inicial era bajar de Clavijo por otra senda trialera marcada en la ladera de la margen izquierda del Barguilla, es decir, la bajada que hicimos Rosalía y yo en Montes 84 como inicio de recorrido, pero al final pensé que sería mejor visitar las ruinas del Monasterio que Alberto no conocía, y tiramos por el sendero de la valla de madera que está erosionado y hecho polvo en algunos de sus tramos. No hay que poner mala cara por ello... jjj

el paseo por las ruinas del Monasterio sigue estando tan descuidado como siempre

Yo quise que Alberto me hiciera una foto bajo el mismo arco de entrada a la iglesia donde le hice un par de diapositivas a Teresa en el año 1984 cuando visité por primera vez este increíble lugar. 



Aquel día de otoño de 1984 también hacía calor y yo cargaba a Teresa en la mochila vestido a la vieja usanza. 

Y un último y emotivo recuerdo. Al cruzar el último barranquillo para tomar el tramo de camino que nos iba a llevar a donde habíamos dejado la furgo, me acordé del día en que quise llevar a mi padre a las ruinas de San Prudencio. Tenía ya unos ochenta años y al intentar subir por ese sendero me dijo que nos diéramos la vuelta porque solo de pensar en tener que bajarlo le temblaban ya las piernas. De un tiempo a esta parte yo he empezado ya a tener más cuidado en las bajadas... ayyyy