el lomo entre Piedra Hincada y el Cerro de las Tres Villas
aparcamiento junto a la presa de Castroviejo; las dos vueltas en SCAR
Junto a esa caseta de la presa hay aparcamiento para cuatro o cinco coches
cruzamos la presa y vemos que ahí abajo hay sitio para tres o cuatro coches más (?) en la entrada a un camino que baja al fondo de la presa
nos escandalizamos de que en un recurso turístico tan evidente todo esté prohibido y sin uso (al facebook)
por una pista asfaltada se llega a un pequeño collado desde el que se ve la ermita de las santitas
en ese mismo collado se toma a la izquierda un rústico camino
que va subiendo y seseando agradablemente por entre una zona de pastos bastante sucios
se llega hasta un lomo por el que viene el camino de Arenzana de Abajo (ver Montes 170)
pasamos otra valla tirada y el camino se va empinando
para entrar a continuación en un paso precioso de hayedo
se sale del hayedo
y llegamos a la pista que sube de Castroviejo (o que baja a Camprovín/hacia atrás) por la que bajaremos luego; pero antes, dejamos la pista por esa entrada limpia a la derecha que nos va a llevar otra vez el lomo cimero...
por él llegamos a Piedra Hincada al final de este pequeño repechón
un poco más adelante, en la divisoria de las tres villas, los de Camprovín han puesto un buzón
en diciembre del 2024, dice; el decorado de alambre de espino está de más...
podríamos volver sobre nuestros pasos para ir por el camino más corto hacia la pista de bajada pero preferimos disfrutar un poco más del lomo cimero buscando un sitio para almorzar a refugio del fresco cierzo que hacía
con las fotos de la cumbre yo me había dejado los bastones junto al buzón y tuve que volver a por ellos
hubo que bajar al camino para seguir buscando el restaurante
y al final optamos por uno en ribazo con vistas al Serradero
el camino de descenso enseguida se interna en el hayedo
con rincones magníficos para un día de verano
y algún claro desde donde se disfruta de la vista aérea de Castroviejo
hay que estar atentos al track para coger un bonito atajo en un recodo a la derecha (Rosalía ya se lo había pasado y mira tarde al garmin... jjj)
se vuelve a la pista y el camino sigue verde y jugoso
al llegar al borde del pantano vemos los gastos inútiles (vallas de madera, señales sin indicación de nada) y eso sí: las prohibiciones que no falten
qué poco costaría dar un poco de vida, algo de riqueza y alegría a un lugar como este; en todo el recorrido no vimos a nadie (...como casi siempre en la montaña riojana); bueno, no, al bajar por el atajo vimos a un ciclista solitario que subía por la pista, ¡grande él!
hasta otra amigos
(Por cierto, me parece de buena educación citar de dónde se baja uno los tracks, pero ante la mala costumbre de algunos que no dicen si su track es original o copiado de otro, a veces no queda otra que omitirlo también, ...no vaya a dar los méritos a quien no se los merece)
incluida la hora del almuerzo